Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo.
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario hasta que un muchacho lo ve, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario hasta que un muchacho lo ve, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
Una buena ilustración a un muy buen cuento de cortazar.
ResponderEliminarjajaja ilustre ilustración
ResponderEliminarme parece muy interesante, la ilustracion y la nota...
ResponderEliminarmas aun me llama la atencion la foto del peludo leyendo, veo muy necesaria la implementacion de la lectura en perrurros clemurros
saludos y buena suerte, muy buena la iniciativa
Chiqui, qué lindo los dibujos, me encantan!!!
ResponderEliminarDe ese libro recuerdo una historia de una familia que le encantaba asistir a funerales de personas desconocidas, es una de las mejores.
besos y felicitaciones por tu blog : )