10.9.10

Murakami: dedicado a mis colegas sociólog@s

-Ahora voy al trabajo, ¿te vienes conmigo? Siempre trabajamos en grupos de dos y es mucho mejor ir con alguien que conozcas. ¿Sabes? La gente nueva no para de preguntar. Que cuántos años tengo. Que por qué no voy a la escuela. Es un rollo, la verdad. Y, como compañero, te puede tocar un pervertido. Esas cosas pasan, ya sabes. Así que, si vienes, me harás un favor.
-¿Es el trabajo del que me hablaste, la encuesta para el fabricante de pelucas?
-Sí -dijo-. Se trata sólo de contar las personas calvas que ves en Ginza, de la una a las cuatro. Sencillo, ¿no? Encima, a ti también te va a servir. Tú también te vas a quedar calvo un día de éstos y es mejor que vayas aprendiendo mientras tengas pelo.
-Pero, oye, ¿no te dicen nada si te encuentran en Ginza durante el día haciendo esto, sin ir a clase?
-No pasa nada. Basta con decir que hago trabajo de campo para ciencias sociales. Siempre los enredo. No hay problema.
(...)

La empresa de pelucas estaba en Shinbashi. En el metro, May Kasahara me explicó someramente en qué consistía la investigación. Según me dijo, tendríamos que ponernos en una esquina y contar cuántos calvos (o personas cuyo pelo clareaba) pasaban por la calle. Según el grado de calvicie, se clasificaban en tres categorías. "Ciruela": personas a quienes les clareaba un poco el pelo; "bambú": personas a quienes les clareaba bastante el pelo; "pino": personas completamente calvas. Abrió el portafolios, sacó un impreso que se usaba en la encuesta y me enseñó diferentes muestras de calvicie. Los diferentes estadios de pérdida de pelo se dividían según el grado de calvicie en la escala pino-bambú-ciruela.
-Con esto ya entiendes más o menos cómo va, ¿no? Según el grado de calvicie, se clasifica a alguien en uno u otro grupo. Si uno quiere ser demasiado preciso, no acaba nunca. Basta con algo aproximado. A bulto.
-Sí, ya entiendo. Bueno, más o menos -dije con voz insegura.
A su lado, había sentado un hombre grueso con pinta de oficinista que había llegado claramente al estadio bambú. Miraba de reojo el papel con aire incómodo, pero a May Kasahara eso no pareció preocuparle los más mínimo.
-Yo me encargaré de la clasificación pino-bambú-ciruela. Tú te estás a mi lado y, cada vez que diga pino, bambú, lo vas apuntando. ¿Qué? Fácil, ¿eh?
-Pues sí, más o menos. Pero esta investigación, ¿para qué diablos sirve?
-No lo sé -admitió-. Esa gente va haciendo este tipo de encuestas por todas partes. En Shinjuku, en Shibuya, en Aoyama. Quizás investiguen en que barrio hay más calvos. O quizás el porcentaje diferencial entre pino-bambú-ciruela. De todos modos, a esa gente le sobra el dinero. Por eso pueden gastarlo en cosas así. Y es que la pelucas son muy buen negocio.
(...)

Después nos sentamos en la boca del metro de delante de Wakoo y, durante tres horas, contamos calvos. En la entrada del metro, mirando desde arriba las cabezas de los que subían y bajaban las escaleras, era como mejor se podía apreciar el estado capilar de las cabezas. Conforme May Kasahara me iba diciendo "pino" o "bambú", yo lo iba apuntando en el formulario. May Kasahara parecía avezada a la tarea. No se aturdió, vaciló o corrigió ni una sola vez. Clasificaba los estadios de calvicie en tres grados con auténtica celeridad y precisión. Para no ser descubierta por los transeúntes, me decía en voz baja, sucintamente, "pino" o "bambú". Cuando pasaban a la vez varias personas con el pelo ralo, ella tenía que decir atropelladamente: "ciruela-ciruela-bambú-pino-bambú-ciruela". En un determinado momento, un anciano caballero muy elegante (con una magnífica cabellera plateada), después de observar un rato nuestro trabajo, me preguntó:
-Perdone, ¿qué están haciendo ustedes?
-Una encuesta -le respondí concisamente.
-¿Qué tipo de encuesta? -preguntó.
-Una encuesta sociológica -dije.
-Ciruela-pino-ciruela -dijo May Kasahara en voz baja.
Él, con aire de estar poco convencido, observó un rato más cómo trabajámos y, al fin, desistió y se fue.

*****

Fragmento de la novela Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Murakami. 
Es definitivo, este libro me tiene totalmente tomada, fascinada... a cada página me topo con párrafos que me urge compartirlos con alguien!

3 comentarios:

  1. También estoy leyendo el mismo libro! Y justo hoy pasé por este capítulo. La comparación entre fabricantes de pelucas y narcotraficantes me pareció notable!

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  2. que buena! ¿te ha gustado el libro?
    Podríamos juntarnos a comentar... tipo club de lectura, jaja
    un abrazo

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  3. Me encanta el libro, primera vez que leo a Murakami y el tipo me tiene absolutamente convencido. Y comparto plenamente eso de toparse a cada rato con partes que dan ganas de compartir, así que sería bacán eso de juntarse a comentar.

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