Ladrón de libros

En la edición del día de ayer del diario El País apareció una crónica sobre los rateros de libros que se están dejando caer por la Feria del Libro de Madrid. En la nota se hace una clara distinción entre el ladrón de libros por afición y gusto personal y aquellos que lo hacen para luego revender. Si bien, ningún tipo de ladrón es bienvenido en ninguna parte, me da la impresión que los primeros son mirados con mayor indulgencia por parte de los libreros que ven en sus fines cierta romanticidad.

Me pareció tan interesante la nota que "guglie" el tema para profundizar y me encontré con un número no menor de links a noticias y mini biografías de bibliófilos famosos en todas partes del mundo.

Las historias que más me llamaron la atención son la de Stephen Blumberg, el ladrón de libros más grande de todos los tiempos, que llegó a recopilar 19 toneladas de libros, compuesta por 11.000 ejemplares, avaluados en 40 millones de dólares. Y la de Duncan Jevons, inglés, de 50 años, ex estudiante de filosofía y teología, que al momento de su detención trabajaba en una granja de pavos. Su botín asciende a 53.000 libras. 

En Chile también existieron (y deben existir) casos de bibliófilos reconocidos como es el del cura Alfonso Escudero, según señalan hábil roba libros de los años '50; y Roberto Bolaño, el fallecido escritor, quien confesó en su obra póstuma Entre paréntesis: “Los libros que más recuerdo son los que robé en México DF, entre los dieciséis y los diecinueve años".