17.11.09

La cita del día

“El astrónomo leyendo un mapa de estrellas que ya no existen; el arquitecto japonés leyendo la tierra sobre la cual se construirá una casa para preservarla de las fuerzas malignas; el zoólogo leyendo las huellas de los animales en la selva; el jugador de cartas leyendo los gestos de su compañero antes de jugar la carta ganadora; el bailarín leyendo las anotaciones del coreógrafo; y el público leyendo los movimientos del bailarín en el escenario; la tejedora leyendo el intrincado tejido de la alfombra que se teje; el organista leyendo líneas simultáneas de música orquestada en la página; el padre leyendo en la cara del bebé, buscando signos de alegría, o miedo o asombro; el adivinador chino leyendo las ancianas marcas en la caparazón de la tortuga; el amante leyendo ciegamente el cuerpo de la amada bajo las sábanas de la noche; el psiquiatra ayudando a los pacientes a leer sus inquietantes sueños; el pescador hawaiano leyendo las corrientes del océano al meter su mano en el agua; el campesino leyendo el tiempo en el cielo – todos estos comparten con los lectores de libros el arte de descifrar y traducir signos. En cada caso es el lector quien lee el sentido; es el lector el que reconoce o garantiza en un objeto, lugar, o evento una posible legibilidad; es el lector quien le debe atribuir significado a un sistema y descifrarlo. Todos nos leemos a nosotros mismos y al mundo alrededor de nosotros con la finalidad de vislumbrar para empezar a comprender. No podemos hacer nada más que leer. Leer, casi tanto como respirar, es nuestra función esencial”.

Alberto Manguel
Una historia de la lectura. Ed. Alianza. Madrid, 1998.

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