13.8.09

Lo prometido es deuda

Como ya les había comentado, el pasado 20 de julio, la genial ilustradora alemana, Jutta Bauer, nos maravilló con un entretenido taller de ilustración infantil. A la actividad -realizada en la Biblioteca Viva Alameda- acudieron cerca de 45 personas, entre niños y adultos interesados en la ilustración y la literatura.

Quien les escribe, junto a Fernando Mora -compañero de labores- aprovechamos esta oportunidad para conversar con la ilustradora, la que accedió gentilmente a nuestra petición. Agradecemos a Margit Schmohl, traductora del Goethe Institut, pues con gran destreza logró acortar la brecha de la diferencia idiomática.

Acá va la entrevista. Espero que os guste.

Para comenzar, nos gustaría que nos contaras acerca de cómo llegaste a convertirte en ilustradora.

Es complejo contarles toda la historia... pero puedo decirles que mi camino estaba de alguna manera prefigurado, ya que, ¡no sabía hacer otra cosa!. Desde siempre fui muy buena para el dibujo… hasta el día de hoy no sé calcular bien (ríe).

¿Nunca pensaste en ser otra cosa que no fuese ilustradora?

Bueno, también existió una etapa en la que participé más en política. Me interesaba la política y estaba pensando en estudiar algo parecido a sociología o historiografía para hacer algo más a nivel social. Actualmente, este mismo compromiso social lo trató de canalizar por otras vías, aprovechando que me he convertido en una autora e ilustradora bastante conocida, en mis visitas y viajes por el mundo, intento plasmar este aspecto.

¿Pero esta decisión de estudiar ilustración, tuvo este fin social en sus inicios?

Lo del compromiso social vino después, porque la decisión de hacer ilustración fue muy temprana. Yo salí de la secundaria, e inmediatamente ingresé al área de diseño. Básicamente tomé esa decisión porque era lo que sabía hacer.


En una entrevista tuya en Internet, nos enteramos de que estudiaste Ilustración en la Escuela Técnica Superior de Hamburgo, y que luego en 1980 pasaste a formar parte de un grupo de ilustradores de la misma ciudad. ¿En qué consistió ese movimiento?

Mi participación en ese grupo se dio inmediatamente después de concluir mis estudios. Hay muchos grupos de este tipo en Alemania. Habitualmente los ilustradores se asocian o se agrupan, en parte, para exponer junto, pero también para representar sus intereses… tiene un aspecto de sindicalización. Como normalmente se está bastante solo frente al editor, estar asociado a un grupo te permite mejorar las condiciones de trabajo, pero no sólo eso, también te permite sentirte acompañado, ya que este es un trabajo muy solitario. Estos grupos nos sirven para intercambiar ideas, para reunirnos, etc.

¿Actualmente perteneces a algún grupo de ilustradores?

Bueno, en Alemania he cofundado una serie de organizaciones, una es una agencia de dibujantes auto administrada que se llama FILU y otra es la Fundación Ilustración. Por otro lado, pertenezco a un grupo de ilustradores que ya no necesitamos de estas estructuras, ya que a éstas alturas hemos construido vínculos con autores, editores e ilustradores.
Por otra parte, en Hamburgo, establecí un espacio para artistas en una antigua fábrica. En ese lugar trabajan 18 artistas de distintos ámbitos, sólo somos tres ilustradores que participamos de este proyecto. De modo que este tema de la soledad ya está superado (ríe). Cuando vuelva a Alemania, celebraremos el décimo aniversario de la fundación de ésta fábrica… por esa parte creo que es también bueno traspasar las fronteras entre los diferentes ámbitos de las artes, de conversar con pintores, con fotógrafos, porque sino es una especie de relación incestuosa, eso de trabajar siempre entre los mismos. En esta fábrica, participa también una mujer que hace películas de animación, y con quien hago las animaciones, hay otro colega con el que veo las gráficas del diseño, etc.

¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?

Difícil pregunta… yo creo que lo que más me gusta es la libertad, que pueda contar mis propias historias. Por supuesto, también me gusta la posibilidad de hacer viajes (ríe).


¿Qué sensaciones te invaden cuando estás frente a una hoja en blanco?


Creo que no siempre son las mismas sensaciones, dependen del estado de ánimo que uno tenga en el momento. Pero es sin duda una de las situaciones más difíciles, cuando uno comienza una historia… uno le tiene un poco de miedo hacia donde va esta cosa, hasta que uno encuentra el hilo. En el camino muchas veces uno quiere arrancar o distraerse con otras cosas. Pero, justamente para eso es bueno trabajar con colegas cerca, por ejemplo, ahora yo comparto espacios en la fábrica con una compañera que hace animaciones, y cuando la veo a ella dibujando, trabajando, me entusiasma a trabajar con más ahínco.

¿Cómo definirías tu estilo de dibujo?

Bueno, mis dibujos siempre tienen que ver con un aspecto de humor y sencillez… no se me ocurre nada más, sin sonar pretenciosa (ríe).

¿Has tenido oportunidad de conocer el trabajo de ilustradores chilenos?

No, lamentablemente estoy por tres días en Chile, quizás podríamos haberlo coordinado antes. Pero estamos viendo la posibilidad con el Goethe Institut de armar un proyecto con estudiantes chilenos de diseño y universidades alemanas. Esta visita a Chile es relámpago, ya que estoy entre dos actividades: la academia de verano que estoy haciendo en España y una visita más larga a Perú de tres semanas, en el contexto de la Feria del Libro de Lima. Además de la Feria, tengo un proyecto propio en el Cuzco, en escuelas pequeñas de la región, allí trabajaré con los niños realizando talleres. Ese proyecto está organizado en conjunto con la Asociación Cultural Peruano Alemana ACUPARI y los contacté a través de una amiga, en la Feria del libro en Frankfurt, que los conocía.

Que ganas de que pudieras realizar un proyecto de esas características en zonas rurales de Chile…

Me encantaría, pues creo que realizar trabajos a más largo plazo, es más fructífero. Quizás en ese sentido las actividades de estas características son iniciáticas (se refiere a la actividad realizada en Biblioteca Viva). Quizás en mi próximo viaje a Sudamérica podríamos gestionarlo.

Sabemos que trabajaste bastante tiempo en la creación de dibujos animados, ¿qué ventajas ves en el libro ilustrado en relación con la animación audiovisual?

Bueno, son temas que a veces trabajo con los niños en los talleres, para ver en qué consiste y cuál es la diferencia entre la ilustración de un libro y los dibujos animados. Lo que a mi me interesa de los dibujos animados, es que las figuras y los dibujos pueden moverse, en mis ilustraciones mis amigos me dicen que los dibujos simulan el movimiento, que trato de darles movilidad en el papel, de que salgan a correr. Por una parte el dibujo animado permite darle vida a la creación, aparte de la conjunción que te permite con la música y otros elementos. Pero a pesar de todo, el libro es el libro, lo puedes manipular, llevártelo a la cama. Lo que siempre le digo a los niños es que en el caso de un libro tú puedes mirar una imagen el tiempo que tú quieras, puedes fijarte en los detalles, estudiarlos, mientras que en la película el autor establece un tiempo, que regularmente es demasiado corto.


¿Qué piensas de consid
erar la literatura infantil y juvenil como un género en sí mismo?

Entre otros temas, este es una de las grandes preocupaciones de la Fundación Ilustración, de la cuál soy parte. Me refiero a lograr que la literatura infantil y la ilustración estén en igualdad de condiciones con la literatura adulta. La separación nos parece una tontería, todas deberían tener el mismo valor. Nos parece que en las Ferias del Libro, la Literatura Infantil se suele poner en un rincón, eso no me parece. Por otra parte, lo que también nos molesta, y lo sentimos todos los días en la fábrica en la que trabajamos, es sentir estás arrogancias de muchos artistas de las artes plásticas, de menospreciar la literatura infantil. Ellos hacen cosas que nadie entiende pero se creen los dueños del “gran arte”. Queremos que la ilustración o el arte del libro, que es un arte muy antiguo, obtenga el valor que le corresponde.

En relación a tu libro “El ángel del abuelo”, nos gustaría saber de qué manera logras abordar temáticas “duras” en un libro que posiblemente pueda ser leído y disfrutado por los niños.

Yo creo que uno puede trabajar todos los temas difíciles con los niños, no creo que existan temas que no se puedan tratar con los chicos. La guerra, el hambre, los temas sexuales son temas con los cuales los niños se ven confrontados a diario, por lo cual es necesario conversar con ellos. Solamente tienes que encontrar una forma empática de mostrarlo, ciertamente, lo complejo es la forma.



Para finalizar, nos gustaría que nos contaras cuáles son tus libros ilustrados favoritos

Esa pregunta siempre es muy difícil, ya que son tantos que es muy difícil nombrar uno o dos. Además estará dentro de mi próximo libro el tema de los rankings de los libros que más gustan, algo que siempre les encanta a los niños. Los niños siempre preguntan que es lo más fantástico, que es lo que más te gusta. Bueno, por nombrar algo, todavía me encantan los libros de Tove Jansson. Adoro dibujantes como Sempé (ilustrador de las historias del Pequeño Nicolás) de Francia u otros libros ilustrados de los años ‘50 como “El León Infeliz” que se encuentra en el Goethe Institut.

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